Que los bolivianos liguen el tema del gas a la tan ansiada salida al mar para Bolivia molesta a gran parte de los chilenos. Que traten que Argentina no nos venda Gas a Chile para potenciar su poder negociador provoca indignación. Que los argentinos decidan cortar o disminuir sus envíos de gas a nuestro país, lo mismo. Que los bolivianos nacionalicen sus hidrocarburos y los ferrocarriles generan reacciones en el gobierno, que incluso llegan a expresar preocupación por el camino que han tomado las autoridades de ese país. Que los argentinos nos suban el valor de las bencinas y del gas irrita a todos y muchos comienzan a hablar de las actitudes que no favorecen la integración como si ellas solo estuvieran en nuestros vecinos.
La incoherencia y la hipocresía en algunos casos parecen haberse apoderado de los chilenos y chilenas por estos días. Se olvidan de que el 90% de nuestros compatriotas dicen ser partidarios del libre mercado, o la menos eso dicen los resultados electorales, y parece que nadie ha reparado que en el sistema de libre mercado al cual la mayoría adscribe (y me felicito de no contarme entre ellos), todo es mercancía y el que vende, decide cuando y como vende, pone el precio y las condiciones de venta y el que compra solo decide si quiere comprar o no. Este es el mundo que la mayoría en mi país, por ahora, ha elegido.
En este contexto parece ser que el gas de los bolivianos y argentinos efectivamente pertenece a ellos y pueden y les asiste el derecho de ponerle el precio que ellos estimen justo y las condiciones de venta que les parezcan adecuadas a la defensa de sus intereses.
Lo mismo pasa con el gobierno argentino. O acaso alguien se olvida cuando Codelco decidió guardar toneladas de cobre listo para vender con el objeto de subir el valor en el mercado internacional, buscando mayores recursos para nuestro país. Claro está que esa medida favoreció más a las multinacionales que a nuestro pueblo porque en nuestro país al gobierno le interesa más la confianza de los inversionistas extranjeros, los equilibrios macroeconómicos y la regla del superávit fiscal que el destino y la calidad de vida de sus ciudadanos…pero esa es una opción validada por el apoyo que este sistema y la coalición gobernante, parece que tienen.
A mí, en cambio, me encantaría que nuestro país le aplicara un royalty de verdad a la extracción de recursos naturales no renovables, encareciendo su precio a los compradores extranjeros y a los operadores transnacionales. Me encantaría además que esos recursos fueran utilizados para entregar casas dignas a nuestros compatriotas más pobres, por ejemplo, y educación de calidad a nuestros jóvenes. Me encantaría que el sistema de salud incorporar de manera más importante el tema de la salud mental y dotara a todas las comunas de sistemas efectivos para combatir algunas enfermedades mentales que provocan estragos en la calidad de vida y que e algunas ciudades han generado importantes cifras de suicidios juveniles. Me encantaría, por último, y lo encontraría de toda justicia, que los empresarios transnacionales pagarán a las trabajadoras y los trabajadores chilenos lo mismo que pagarían en su país a los trabajadores de allá. Claro está que eso eliminaría la iversión extranjera que viene a producir a Chile solo porque aquí le sale más barato hacerlo porque pagan peores sueldos y no cuidan el medioambiente
Pero eso en mi país no es una posibilidad. La globalización ha amarrado de manos a nuestros gobiernos con la complacencia de nosotros mismos. Y ahora, ya no pueden tomar decisiones soberanas a favor de nuestro pueblo sin tomar en consideración los verdaderos dueños de las riquezas de nuestro país, los inversionistas extranjeros.
Hablamos de integración regional cuando nos conviene y buscamos privilegios, pero no cuando optamos por privilegia os tratados bilaterales con países lejanos y no con nuestros vecinos. Hablamos de integración pero preferimos subordinarnos a la política norteamericana y no hacer causa común con nuestros hermanos latinoamericanos que se han levantado en contra de las políticas neoliberales. Hablamos de integración pero cuando hay que buscar una explicación ala delincuencia y al desempleo, buscamos rápidamente entre los inmigrantes para expiar las culpas del sistema y seguir adelante sin que nada cambie de verdad. Al mismo tiempo, tratamos a los profesionales extranjeros con particular dureza si cometen algún error que cuando lo comete un con nacional, pasa desapercibido. Intentamos cerrar las fronteras y ejercer un mayor control al movimiento de la fuerza de trabajo y sin embargo le abrimos la puerta y defendemos la completa libertad de movimiento a los capitales transnacionales.
Tratamos de atacar los síntomas sin comprender las causas. Quizá algunas de las medidas de los gobiernos de nuestros vecinos no me gustan y seguramente tendrán algún impacto en mi vida diaria Quizá encarezcan un poco mi vida. Pero saludo a todos los gobiernos que son capaces de tomar decisiones en favor de sus pueblos poniendo las necesidades de los postergados de siempre por sobre la consideraciones de os inversionistas extranjeros y de un modelo de apertura unilateral impuesto a la fuerza por quienes siguen protegiendo a sus industrias y a sus pueblos sin importar lo que pase con los otros.
Para avanzar hacia una verdadera integración regional debe establecerse un intercambio justo que repare las desigualdades generadas por siglos de desarrollo desigual en virtud de la usurpación de nuestros recursos naturales que han financiado desde hace siglos el desarrollo industrial de primer mundo. Para avanzar en una verdadera integración deberemos tomar como propias las expectativas de nuestros vecinos y buscar formas para realizar intercambios en donde todos ganen y los beneficios sean fundamentalmente para los pueblos. La integración de las economías no siempre tiene que ver con la integración de los pueblos y es ésta la que debe guiar nuestros actos y nuestras reacciones a las medidas legítimas que tomen los otros gobiernos, sin importar si nos gusten o no. En ese contexto avanzan algunas naciones de nuestro continente y me alegro profundamente que así sea.
El otro camino es seguir actuando de manera hipócrita y hablando de integración solo cuando esta favorece a nuestros intereses. Es seguir echando la culpa de nuestros problemas a nuestros vecinos y continuar desarrollando un nacionalismo chovinista y ciego que es incapaz de atender las causas reales de los problemas y se contenta simplemente con mirar lo que desea ver. Nunca hay que olvidar que el hecho de que nuestros gobiernos nunca tomen medidas a favor de nuestro pueblo que puedan afectar a los intereses de otros actores extranjeros es un problema que solo corresponde a nosotros con nuestro voto solucionar. Y para exigir actos favorables a la integración, tengo la percepción que deberemos hacer gestos, primero, nosotros.
La incoherencia y la hipocresía en algunos casos parecen haberse apoderado de los chilenos y chilenas por estos días. Se olvidan de que el 90% de nuestros compatriotas dicen ser partidarios del libre mercado, o la menos eso dicen los resultados electorales, y parece que nadie ha reparado que en el sistema de libre mercado al cual la mayoría adscribe (y me felicito de no contarme entre ellos), todo es mercancía y el que vende, decide cuando y como vende, pone el precio y las condiciones de venta y el que compra solo decide si quiere comprar o no. Este es el mundo que la mayoría en mi país, por ahora, ha elegido.
En este contexto parece ser que el gas de los bolivianos y argentinos efectivamente pertenece a ellos y pueden y les asiste el derecho de ponerle el precio que ellos estimen justo y las condiciones de venta que les parezcan adecuadas a la defensa de sus intereses.
Lo mismo pasa con el gobierno argentino. O acaso alguien se olvida cuando Codelco decidió guardar toneladas de cobre listo para vender con el objeto de subir el valor en el mercado internacional, buscando mayores recursos para nuestro país. Claro está que esa medida favoreció más a las multinacionales que a nuestro pueblo porque en nuestro país al gobierno le interesa más la confianza de los inversionistas extranjeros, los equilibrios macroeconómicos y la regla del superávit fiscal que el destino y la calidad de vida de sus ciudadanos…pero esa es una opción validada por el apoyo que este sistema y la coalición gobernante, parece que tienen.
A mí, en cambio, me encantaría que nuestro país le aplicara un royalty de verdad a la extracción de recursos naturales no renovables, encareciendo su precio a los compradores extranjeros y a los operadores transnacionales. Me encantaría además que esos recursos fueran utilizados para entregar casas dignas a nuestros compatriotas más pobres, por ejemplo, y educación de calidad a nuestros jóvenes. Me encantaría que el sistema de salud incorporar de manera más importante el tema de la salud mental y dotara a todas las comunas de sistemas efectivos para combatir algunas enfermedades mentales que provocan estragos en la calidad de vida y que e algunas ciudades han generado importantes cifras de suicidios juveniles. Me encantaría, por último, y lo encontraría de toda justicia, que los empresarios transnacionales pagarán a las trabajadoras y los trabajadores chilenos lo mismo que pagarían en su país a los trabajadores de allá. Claro está que eso eliminaría la iversión extranjera que viene a producir a Chile solo porque aquí le sale más barato hacerlo porque pagan peores sueldos y no cuidan el medioambiente
Pero eso en mi país no es una posibilidad. La globalización ha amarrado de manos a nuestros gobiernos con la complacencia de nosotros mismos. Y ahora, ya no pueden tomar decisiones soberanas a favor de nuestro pueblo sin tomar en consideración los verdaderos dueños de las riquezas de nuestro país, los inversionistas extranjeros.
Hablamos de integración regional cuando nos conviene y buscamos privilegios, pero no cuando optamos por privilegia os tratados bilaterales con países lejanos y no con nuestros vecinos. Hablamos de integración pero preferimos subordinarnos a la política norteamericana y no hacer causa común con nuestros hermanos latinoamericanos que se han levantado en contra de las políticas neoliberales. Hablamos de integración pero cuando hay que buscar una explicación ala delincuencia y al desempleo, buscamos rápidamente entre los inmigrantes para expiar las culpas del sistema y seguir adelante sin que nada cambie de verdad. Al mismo tiempo, tratamos a los profesionales extranjeros con particular dureza si cometen algún error que cuando lo comete un con nacional, pasa desapercibido. Intentamos cerrar las fronteras y ejercer un mayor control al movimiento de la fuerza de trabajo y sin embargo le abrimos la puerta y defendemos la completa libertad de movimiento a los capitales transnacionales.
Tratamos de atacar los síntomas sin comprender las causas. Quizá algunas de las medidas de los gobiernos de nuestros vecinos no me gustan y seguramente tendrán algún impacto en mi vida diaria Quizá encarezcan un poco mi vida. Pero saludo a todos los gobiernos que son capaces de tomar decisiones en favor de sus pueblos poniendo las necesidades de los postergados de siempre por sobre la consideraciones de os inversionistas extranjeros y de un modelo de apertura unilateral impuesto a la fuerza por quienes siguen protegiendo a sus industrias y a sus pueblos sin importar lo que pase con los otros.
Para avanzar hacia una verdadera integración regional debe establecerse un intercambio justo que repare las desigualdades generadas por siglos de desarrollo desigual en virtud de la usurpación de nuestros recursos naturales que han financiado desde hace siglos el desarrollo industrial de primer mundo. Para avanzar en una verdadera integración deberemos tomar como propias las expectativas de nuestros vecinos y buscar formas para realizar intercambios en donde todos ganen y los beneficios sean fundamentalmente para los pueblos. La integración de las economías no siempre tiene que ver con la integración de los pueblos y es ésta la que debe guiar nuestros actos y nuestras reacciones a las medidas legítimas que tomen los otros gobiernos, sin importar si nos gusten o no. En ese contexto avanzan algunas naciones de nuestro continente y me alegro profundamente que así sea.
El otro camino es seguir actuando de manera hipócrita y hablando de integración solo cuando esta favorece a nuestros intereses. Es seguir echando la culpa de nuestros problemas a nuestros vecinos y continuar desarrollando un nacionalismo chovinista y ciego que es incapaz de atender las causas reales de los problemas y se contenta simplemente con mirar lo que desea ver. Nunca hay que olvidar que el hecho de que nuestros gobiernos nunca tomen medidas a favor de nuestro pueblo que puedan afectar a los intereses de otros actores extranjeros es un problema que solo corresponde a nosotros con nuestro voto solucionar. Y para exigir actos favorables a la integración, tengo la percepción que deberemos hacer gestos, primero, nosotros.
2 comentarios:
Es para mi un agrado contarte que la federacion de la ucm. ha sido victoriosa y por primera ves en talca la catolica tiene una federacion comunista , una ves mas gracias por el apoyo y te dejamos cordialmente invitado para cuando tu lo priorises y tu tiempo lo disponga seria muy bueno que nos pudieras mandar informacion sobre la participacion en los congresos ya que seria ideal desde ya preparar a los compañeros que nunca han estado en uno bueno solo eso el correo de la jota es jotatalca@yahoo.es bueno eso y gracias estuvimos con un tipo de la jota en santiago de la puc. y tambien cuantan con tu apoyo eso habla muy bien de tu discurso chao daniel un abrazo
Estimado Jorge:
reciban todos y cada uno de ustedes un abrazo fraternal y revolucionario de este compañero que agradece de manera muy especial el haberme dado la oportunidad de sentirme parte en algo de este triunfo tan importante. Espero que ahora podamos demostrar desde el gobierno de la federación lo distinto que pueden ser los gobiernos comunistas con una gestión profundamente participativa, democrática y transparnte, creando las condiciones subjetivas para cuando sean imprescindibles y avanzando desde la unidad en la diversidad hacia la universalidad. Espero poder pronto estar con ustedes y desde ya, cuenten conmigo para todo lo que estimen necesario, solamente con la debida anticipación.
Felicitaciones nuevamente y muchas gracias por este nuevo empujón hacia la victoria.
Publicar un comentario