Llevamos años viendo a diario, como civiles inocentes entre ellos miles de niños, palestinos y libaneses, son asesinados por el ejército de Israel so pretexto de protegerse del terrorismo árabe y sin embargo como todos los buenos cómplices que Israel tiene repartidos por el mundo, el Sr Zaliasnik, en su carta a algunos medios el día 1 de Agosto, ubica el inicio del conflicto en donde le conviene a Israel y olvida deliberadamente que el terrorismo fue importado al medio oriente por los líderes de este país, incluso antes de la implantación en tierras árabes del estado de Israel en 1947. La explosión del hotel King David, Deir Yasin, Qfr Kasem y otros cientos de episodios entre los cuales destacan las masacres de Sabra y Shatila nos han mostrado con demasiada elocuencia que Israel es un estado fundado sobre la base de la mentira y el terrorismo.
Por otra parte, es cierto que el sufrimiento de civiles inocentes, tanto palestinos, como libaneses e israelíes es igualmente repudiable, pero no se puede olvidar que no son los civiles palestinos y libaneses, y tampoco sus gobiernos, los que ocupan territorios de Israel como Israel si ocupa territorios palestinos, libaneses y sirios, hace ya casi 40 años, oprimiendo y violando todos los derechos humanos de quienes ahí viven. Por lo mismo, resulta evidente que la principal causa y el responsable de los sufrimientos de los civiles inocentes de ambas partes de medio oriente es el estado de Israel y su discurso ideológico que lo instala en el lugar del “pueblo elegido para matar”. Sin embargo, no está demás plantear que cualquier civil que se va a vivir a territorios ilegalmente ocupados, o que apoya a los gobiernos israelíes que han demostrado en más de 55 años un total desprecio por el derecho a la vida y por los derechos humanos de los árabes, y que forman parte, por lo mismo, de una política sistemática de agresión y exterminio, puedan sentirse completamente inocentes.
Ahora bien, resulta evidente que a muchos de quienes profesan la religión judía en Chile no les es indiferente el conflicto. De hecho hemos visto por televisión a varios de sus hijos, cumpliendo el servicio militar en Israel, reprimiendo palestinos y demostrando a qué estado y a qué principios, le son leales. De la misma manera llama la atención la preocupación que el autor de dicha carta manifiesta por el hecho de que Hezbollah tenga armas de destrucción masiva y no mencione que Israel posee el mayor arsenal de armas de destrucción masiva del Medio Oriente, además de armas prohibidas por la comunidad internacional como las bombas de fósforo que hemos visto caer estos días en la franja de Gaza y en El Líbano sobre los niños palestinos y libaneses. Claramente su lectura del conflicto no es objetiva por ser parte interesada.
Por otra parte, es imprescindible recordar a nuestros lectores que Hezbollah nació en la década del 80 precisamente para contrarrestar las constantes y sistemáticas agresiones de Israel hacia el Líbano, en consideración de la ocupación que ese país sufre hace ya casi 25 años y de la debilidad del ejército regular de ese país que ha sido incapaz de enfrentar a la despiadada y terrorífica maquinaria de guerra israelí. Cabe destacar que el proyecto sionista que da nacimiento al Estado de Israel y que se mantiene vigente hasta el día de hoy, aspira a construir o reconstruir el Gran Israel desde el Nilo hasta el Eufrates, lo que incluye territorios de Egipto, Siria, Irak, El Líbano y por supuesto, Palestina..
Por último, me gustaría hacerle ver a la opinión pública que algunos dichos del Sr. Zaliasnik definitivamente se apartan de la verdad actual e histórica, primero, porque en sus argumentos omite deliberadamente la ocupación Israelí de los territorios árabes que perdura hace casi 40 años, en contra de todo el derecho internacional, y por otra, afirma que Israel se ha retirado de los territorios ocupados del Líbano, cosa que no es efectiva puesto que hasta el día de hoy mantienen Las Granjas de Sheba en su poder, contra todo el derecho internacional vigente. De la misma forma omite deliberadamente los derechos nacionales palestinos reconocidos internacionalmente y que incluyen el derecho al retorno a Palestina, desde donde fueron expulsados por Israel, la autodeterminación y el establecimiento de un estado palestino independiente con Jerusalen por Capital.
Como bien dice el autor de dicha carta, es necesario discriminar y reconocer claramente al agredido del agresor y en este caso una ocupación de 60 años, caracterizada por las masacres en contra de civiles inocentes y especialmente niños, caracterizada por la tortura y por las mismas prácticas que los nazis llevaron a cabo contra los judíos durante la segunda guerra mundial, sumada a miles de declaraciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la ONU, reconociendo a Israel como un estado terrorista y racista, homólogamente comparable al apharteid sudafricano y que lo instan, además, a retirarse de todos los territorios ocupados explican con suficiente elocuencia quien es el agresor y quien el agredido.
Por otra parte, es cierto que el sufrimiento de civiles inocentes, tanto palestinos, como libaneses e israelíes es igualmente repudiable, pero no se puede olvidar que no son los civiles palestinos y libaneses, y tampoco sus gobiernos, los que ocupan territorios de Israel como Israel si ocupa territorios palestinos, libaneses y sirios, hace ya casi 40 años, oprimiendo y violando todos los derechos humanos de quienes ahí viven. Por lo mismo, resulta evidente que la principal causa y el responsable de los sufrimientos de los civiles inocentes de ambas partes de medio oriente es el estado de Israel y su discurso ideológico que lo instala en el lugar del “pueblo elegido para matar”. Sin embargo, no está demás plantear que cualquier civil que se va a vivir a territorios ilegalmente ocupados, o que apoya a los gobiernos israelíes que han demostrado en más de 55 años un total desprecio por el derecho a la vida y por los derechos humanos de los árabes, y que forman parte, por lo mismo, de una política sistemática de agresión y exterminio, puedan sentirse completamente inocentes.
Ahora bien, resulta evidente que a muchos de quienes profesan la religión judía en Chile no les es indiferente el conflicto. De hecho hemos visto por televisión a varios de sus hijos, cumpliendo el servicio militar en Israel, reprimiendo palestinos y demostrando a qué estado y a qué principios, le son leales. De la misma manera llama la atención la preocupación que el autor de dicha carta manifiesta por el hecho de que Hezbollah tenga armas de destrucción masiva y no mencione que Israel posee el mayor arsenal de armas de destrucción masiva del Medio Oriente, además de armas prohibidas por la comunidad internacional como las bombas de fósforo que hemos visto caer estos días en la franja de Gaza y en El Líbano sobre los niños palestinos y libaneses. Claramente su lectura del conflicto no es objetiva por ser parte interesada.
Por otra parte, es imprescindible recordar a nuestros lectores que Hezbollah nació en la década del 80 precisamente para contrarrestar las constantes y sistemáticas agresiones de Israel hacia el Líbano, en consideración de la ocupación que ese país sufre hace ya casi 25 años y de la debilidad del ejército regular de ese país que ha sido incapaz de enfrentar a la despiadada y terrorífica maquinaria de guerra israelí. Cabe destacar que el proyecto sionista que da nacimiento al Estado de Israel y que se mantiene vigente hasta el día de hoy, aspira a construir o reconstruir el Gran Israel desde el Nilo hasta el Eufrates, lo que incluye territorios de Egipto, Siria, Irak, El Líbano y por supuesto, Palestina..
Por último, me gustaría hacerle ver a la opinión pública que algunos dichos del Sr. Zaliasnik definitivamente se apartan de la verdad actual e histórica, primero, porque en sus argumentos omite deliberadamente la ocupación Israelí de los territorios árabes que perdura hace casi 40 años, en contra de todo el derecho internacional, y por otra, afirma que Israel se ha retirado de los territorios ocupados del Líbano, cosa que no es efectiva puesto que hasta el día de hoy mantienen Las Granjas de Sheba en su poder, contra todo el derecho internacional vigente. De la misma forma omite deliberadamente los derechos nacionales palestinos reconocidos internacionalmente y que incluyen el derecho al retorno a Palestina, desde donde fueron expulsados por Israel, la autodeterminación y el establecimiento de un estado palestino independiente con Jerusalen por Capital.
Como bien dice el autor de dicha carta, es necesario discriminar y reconocer claramente al agredido del agresor y en este caso una ocupación de 60 años, caracterizada por las masacres en contra de civiles inocentes y especialmente niños, caracterizada por la tortura y por las mismas prácticas que los nazis llevaron a cabo contra los judíos durante la segunda guerra mundial, sumada a miles de declaraciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la ONU, reconociendo a Israel como un estado terrorista y racista, homólogamente comparable al apharteid sudafricano y que lo instan, además, a retirarse de todos los territorios ocupados explican con suficiente elocuencia quien es el agresor y quien el agredido.