2.07.2009

LOS PUEBLOS Y NACIONES SIN ESTADO: PROTAGONISTAS PRINCIPALES DEL FORO SOCIAL MUNDIAL 2009.

Más de veinte organizaciones de naciones y pueblos sin Estado propio de todo el mundo se reunieron este año en el Foro Social Mundial 2009, que se realizó en Belem, Brasil, para visibilizar las realidades de sus pueblos, la situación actual de sus luchas por la autodeterminación y para compartir propuestas de acción con el movimiento alter-mundialización.

La razón de esta importante presencia radica en este año, el Foro estuvo dedicado, de manera especial, al intercambio de experiencias y a la coordinación de todas las luchas por los derechos colectivos de los pueblos y naciones sin estado propio. El objetivo del mismo era analizar las formas de incorporar esta variable de las luchas de emancipación en el mundo a los esfuerzos por construir ese otro mundo posible que el FSM viene ayudando a materializar durante la última década.

Resulta obvio, por cierto, que esta incorporación ha sido producto, principalmente, del cambio de época que se vive en América Latina, en donde la antigua forma de relacionarse con los pueblos indígenas y originarios, fuertemente marcada por el etnocentrismo y el paternalismo, viene siendo reemplazada por el respeto integral de sus derechos humanos, tanto civiles, como políticos, sociales y culturales y por la incorporación de sus cosmovisiones a las formas de enfrentar el quehacer y la forma de resolución de los conflictos entre los distintos actores de la sociedad.


En este marco se dieron a conocer las distintas realidades sociales de la mayoría de los pueblos y naciones que viven en esta situación y que hoy por hoy poseen escasa o nula visibilidad para nuestra sociedad civil, que se ha planteado la necesidad imperiosa de co-construir, desde la diversidad más absoluta, las nuevas estructuras y reglas que deberán dar cuerpo a ese nuevo orden que esta naciendo.

Durante el foro, se evidenció una sintonía plena entre pueblos geográficamente distantes que no tuvieron problema alguno para encontrar las raíces y los protagonistas comunes en la denegación de sus derechos. Esto, fue complementado con una férrea voluntad de aunar esfuerzos para avanzar en el logro del reconocimiento de sus derechos colectivos como pueblos libres y soberanos, con el derecho a la autodeterminación, sin restricciones de ningún tipo, como el protagonista principal de los mismos.

Catalanes, Canarios, Tamiles, Gallegos, Vascos, Chechenios, Turcos, Kurdos, Amazonios, Mapuches, Mayas, Andinos, Saharauis, Tibetanos y por supuesto los Palestinos, venidos de todas partes del mundo, intercambiaron sus experiencias de resistencia y construcción de soberanía; sus opiniones y enfoques de acción para enfrentar la crisis global del capitalismo y de su civilización; sus opiniones acerca de la necesidad de terminar con la política de criminalización de la protesta social y de la resistencia a las ocupaciones extranjeras y con cualquier tipo de discriminación basada en la subordinación de determinadas creencias, géneros, pueblos o naciones, a otros, con objetivos políticos o económicos.

Por último la necesidad de superar la actual forma de organización de la sociedad, superando también al Estado Nacional como su expresión formal y la necesidad de iniciar un camino hacia un mundo basado en el respeto mutuo y el reconocimiento pleno de las identidades locales y regionales.

Proliferaron las mesas de discusión acerca de los desplazados, de los refugiados, del exilio, de la permanencia del colonialismo, de la deuda externa y su relación con el derecho a la autodeterminación.

Resultó imposible evitar las discusiones, en todas las mesas y en todos los paneles acerca de la invasión israelí a Gaza y de la política de exterminio físico y político que el Estado de Israel esta desarrollando como parte de su política histórica de limpieza étnica en Palestina, que cuenta con el apoyo de los EEUU y de Europa. Se realizó, por lo mismo, un llamado concreto a la sociedad civil en todo el mundo a impulsar el Boicot a Israel, tanto en los ámbitos económicos, como militares, académicos y políticos; a la promoción de sanciones desde la comunidad internacional y desde la sociedad civil, hacia el Estado de Israel, reinstalando en el imaginario colectivo de la sociedad actual la relación existente entre sionismo y racismo.

Al mismo tiempo se realizó un reconocimiento especial al campo judío antisionista que en los últimos años ha ido incrementando su presencia e influencia en diversas partes en el mundo y se hizo un llamado a la sociedad civil israelí a apartarse del racismo y a integrarse a la lucha por un mundo sin guerra, con justicia social y pleno respeto a los derechos humanos, tanto colectivos como individuales.

Destacable resultó también la necesidad, compartida por todos, de abordar y revertir los procesos de expoliación, por parte del capita transnacional, de los recursos naturales de los pueblos, por la relación primordial que esta variable posee con la opresión de carácter nacional o extranjera, constituyéndose en la base económica de la misma.

Se insistió en la necesidad de un nuevo orden internacional. En la necesidad de reformar las estructuras de las organizaciones internacionales desde la perspectiva del respeto integro a los derechos colectivos de los pueblos, lo que inevitablemente plantea la necesidad de terminar con el derecho a veto en el consejo de seguridad de naciones unidas y se destacó el tremendo valor que para esta lucha poseen las nuevas constituciones políticas aprobadas mayoritariamente en los hermanos países de Bolivia y Ecuador.




Por último se volvió a relevar la importancia de seguir avanzando en la lucha por el reconocimiento pleno de los derechos de las mujeres; en la necesidad de incorporar, cada vez con más fuerza y determinación, a los jóvenes, hombres y mujeres de nuestros pueblos a la lucha por la emancipación reinstalando la solidaridad y la ternura, como la fortaleza principal de la lucha por el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos a nivel mundial, con un llamado final a ampliar y fortalecer las redes y la participación permanente y constante en la denuncia de las violaciones a los mismos y en las campañas y boicots tendientes a aislar a los Estados que desprecian el derecho a la vida, los Derechos Humanos y los derechos colectivos de los pueblos.

FORO SOCIAL MUNDIAL 2009: LA CONSOLIDACIÓN DE LA ESPERANZA.

Más de 100.000 personas de cientos de organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos de todo el mundo, se dieron cita en la Marcha inaugural de la versión 2009 del Foro Social Mundial, que se realiza en Belem Brasil.

En un ambiente festivo pero que al mismo tiempo no disimuló la profunda preocupación por el impacto que la crisis mundial del sistema capitalista generará, una vez más, entre los pobres y los desplazados del planeta, se respiraba un sentimiento de gran euforia y alegría popular por el ambiente que se vive en América Latina.

Y no es para menos. Si hace 10 años, cuando el Foro Social Mundial estaba en pañales y daba inicio a los esfuerzos latinoamericanos mancomunados para construir una alternativa, tanto al discurso único surgido después de la caída de los socialismos realmente existentes como a la forma de organización de la sociedad, alguien hubiera imaginado tener como participantes a cinco presidentes de América Latina, todos hubiéramos dicho que era parte del voluntarismo propio de los movimientos sociales y de los partidos tradicionales de la izquierda de nuestro continente, acostumbrados a soñar con un futuro mejor, aunque este aun no fuera siquiera visible y tampoco estuviéramos en condiciones de construirlo.



Ahora bien, si además, alguien hubiera osado imaginar que de esos cinco presidentes, uno sería un indígena, otro un obrero metalúrgico, otro un ex sacerdote partidario de la teología de la liberación, otro un economista graduado en EEUU pero de izquierda y por último un militar latinoamericano, también de izquierda, sin duda todos hubieran estado de acuerdo en que era solo un sueño de algún loco incapaz de leer y reconocer el fin de la historia y la supremacía infinita de los postulados de los defensores del modelo capitalista.

Sin embargo, diez años después, ese sueño impensable se ha hecho realidad y todo indica, al parecer, que América Latina no solo vive una época de cambios, sino más bien un cambio de época.

Así es, el despertar de los pueblos latinoamericanos – no de todos por cierto - y el creciente protagonismo que este ha decidido tomar en el escenario de su propia historia contrasta fuertemente con las décadas anteriores caracterizadas por la existencia de dictaduras militares o gobiernos de transición impotentes que fueron cooptados por los defensores del modelo negándose incluso a dar la discusión sobre las alternativas posibles.

Gracias a ello comienzan a quedar en el pasado los años en donde las superestructuras de dominación mundial utilizaban nuestro continente como el laboratorio privilegiado para el diseño y la implementación de las políticas neoliberales que se convertirían en símbolo del deber ser de las políticas de Estado en las décadas de los 80s y los 90s.

Hoy, la subordinación de la naturaleza y el medio ambiente a los intereses económicos de unos pocos esta siendo reemplazada por una visión integradora y sustentable del desarrollo de nuestros pueblos. Hoy la discriminación en contra de los pueblos originarios está dando paso a la construcción de Estados plurinacionales con reconocimiento, respeto y espacio para el desarrollo de las distintas cosmogonías que conviven en nuestros territorios.

Hoy la apertura unilateral a los mercados mundiales es reemplazada por la integración latinoamericana y el privilegio de un intercambio justo entre las naciones. Las privatizaciones que encarecieron los servicios básicos enriqueciendo a pequeños grupos o a grandes transnacionales y empobreciendo a millones de seres humanos dan paso a la nacionalización de los recursos naturales de los países elevando los mismo al nivel de derechos constitucionales.

Hoy la destrucción del estado de bienestar y el fortalecimiento del Estado como instrumento de dominación de clase mediante la desvinculación del mismo de las demandas sociales están siendo reemplazadas por democracias basadas en una participación temprana, vinculante y protagónica y salvo en países como Chile, Perú y Colombia, la criminalización de la protesta social da paso al respeto a todos los derechos humanos y principalmente al de libertad de asociación, información y a la libre expresión.

Por último, la absoluta libertad al movimiento de capitales y la extensión a todas las áreas de la vida cotidiana de las leyes, todopoderosas y eternas, del libre mercado comienzan a dar paso a la libertad plena de todas las personas y a la subordinación del mercado a la discusión acerca de la felicidad humana y el respeto a los derechos fundamentales de todos y todas.

Afortunadamente, todas estas ideas que fueron impuestas por la fuerza de las dictaduras militares implantadas por EEUU en toda América latina, generando un aumento significativo de la brecha entre ricos y pobres, instalando la exclusión social y la segregación en nuestras sociedades y promoviendo una descapitalización de nuestros países que avanzó de la mano con la destrucción de nuestro medio ambiente y de los servicios ambientales que de este derivaba, han comenzado ha quedar en el pasado.

Al mismo tiempo y sin mirar atrás, ni con temor ni con nostalgia, una parte cada vez más importante de nuestra América Latina se encamina a pasos agigantados hacia la construcción de ese otro mundo posible, que hoy tiene forma de Socialismo del Siglo XXI y que en virtud de esta nueva crisis del capitalismo se hace además, necesario y urgente.