4.10.2006

LA EDUCACIÓN Y LA INTEGRACIÓN SOCIAL

Las economistas e investigadoras de la universidad de Chile, Andrea Repetto y Alejandra Mizala, han vuelto a poner en el tapete un tema que para Chle, durante casi 35 años ha sido un fuerte Tabu. La integración social como forma de igualar oportunidades.

Un estudio elaborado en base a la comparación de puntajes Simce en niños de escasos recursos pero de colegios municipales y particulares subvencionados, ha dado como resultado que aquellos que se desenvuelven en un medio con mayor diversidad, en donde tienen acceso a interactuar con hijos de padres con mayor escolaridad y con mayores recursos económicos y socioculturales, presentan un significativo aumento de los puntajes en todas las pruebas.

Machuca ha vuelto a renacer y no importa de la mano de quién.

Si esto lo planteara, como sucedió, un gobierno popular o el parido comunista sería un atentado a las libertades de unos pocos. Hoy lo plantean académicos absolutamente insertos en el sistema, preocupados de develar el por qué, luego d 25 años del exisoso modelo educacional chileno, la brecha entre hijos de ricos e hijos de pobres continúa ampliándose y la educación, hoy mayoritariamente privada, no mejora.

Ellas afirman que los mayores recursos con que contarían los colegios particulares subvencionados y la diferencia en las características de la interacción social que en ellos se da, podrían explicar esta mejora en el rendimiento escolar de los que menos tienen. De esta manera no es el régimen de propiedad de los colegios el que define si la educación es buena o mala sino la inversión y el compromiso que en educación se hace, sumada a la voluntad política de construir igualdad de oportunidades en base a entendernos como iguales y no a tratar de paliar la segregación que a algunos tanto les guata mantener.

Hoy se vuelve a comprender que la creciente segregación espacial y urbana, sumada a la exclusión social que genera un modelo que aspira a concentrar la riqueza en, cada vez, menos manos, constituye una de las causas posibles de la perdida de capacidades humanas que nuestra sociedad sufre al condenar para siempre a la pobreza, desde la educación primaria, a quienes nacen en ella.

Lamentablemente en nuestro país aún la academia está completamente divorciada de la política y la respuesta de los defensores del sistema cuando se les hacen ver estos estudios no pasan de reconocer que aunque ciertas, algunas propuestas no son viables ni posibles pues se topan con los prejuicios de aquellos que se sienten parte de una sociedad de primera categoría y que jamás estarían dispuestos a permitir que sus hijos se mezclaran con niños de otras realidades sociales y culturales.

4.07.2006

FRANCIA Y LA FLEXIBILIDAD LABORAL.

El mundo entero mira con atención los acontecimientos de los últimos días en Francia. El tema central pareciera ser la polémica Ley conocida como CPE (Contrato de Primer Empleo), con la que el gobierno francés pretende combatir el desempleo juvenil con la vieja y fracasada receta del consenso de Washington, que plantea exacerbar la flexibilidad laboral para abaratar el costo de la mano de obra de los trabajadores más jóvenes, que en virtud, supuestamente de sus menores responsabilidades sociales, pueden, según los defensores del modelo, subvencionar a los empresarios para que ellos aseguren mayores utilidades y asi promiver el gasto y el ahorro de los que más tienen.
Como la misma ley plantea, la preocupación no es promover el empleo digno, sino que exactamente lo contrario, para que los empresarios no paguen nada por despedir sin justificación a los jóvenes de hata 26 años y así tengan la posibilidad de obtener mayor cantidad de mano de obra a menor precio, resguardando siempre su nivel deseado de utilidad.
Ahora bien, el tremendo rechazo que esta nuevo intento por llevar a Francia hacia el consenso neoliberal reinante en los países industrializados puede ser visto de dos maneras completamente distintas.
La primera de ellas, planteada por los partidarios del neoliberalismo, lo ve como una incapacidad del viejo estado frances, con toda su inercia y su anquilosamiento, de imponerle a las masas, la doctrina del pensamiento único proveniente desde Chicago, que en el resto del mundo y principalmente en América latina se impuso a sangre y a fuego por las dictaduras militares impuestas por EEUU en el continente.
La segunda, planteada por el mundo progresista y por los protagonistas de las protestas que hoy hacentemblar al obierno francés, orgullosos de su sociedad laica y repleta de valores realmente humanistas, que es capaz de poner por encima de las utilidades de las grandes empresas, la calidad de vida y el derecho al trabajo de los hombres y mujeres del mundo, lo ve como la respuesta de una sociedad madura y completamente consciente de la necesidad de poner al centro de la discusión la felicidad humana y no la reproducción del capital y la cumulación de la riqueza.
Esta sociedad fiel a los valores superiores de libertad, igualdad, y fraternidad que ha venido construyendo desde la Revolución Francesa y que le ha significado un desarrollo humano al que ni en sueños pueden aspirar quienes siguen al pie de la letra las recetas del imperio, ha puesto un límite a la sobreideologización de las cúpulaspolíticas francesas, que sin importar lo que piensa la sociedad civil, hantratado de imponer cambios en el sentido del modelo neoliberal.
Así las cosas, este fracaso de los administradores del modelo francés en su intento por renunciar a la rica tradición del humanismo laico, no implica solamente un rechazo a la flexibilidad laboral. No se trata del rechazo a una ley que busca atender los síntomas sin atacar el problema. Se trata de una respuesta al intento desesperado de un gobierno con un proyecto de sociedad contrapuesto al deseo de sus electores, por imponer un modelo que no es reflejo de los intereses de los franceses, quienes no se han resignado a los designios del destino neoliberal que cree tenazmenete que lo único que importa son las cifras de la economía y su comparación con las otras.
Y lo más alentador y digno de imitación ha sido, precisamente, la tranversalidad de este rechazo que ha logrado unir a los trabajadores jóvenes y viejos, a los estudiantes universitarios y secundarios, a los transportistas y a los defensores del medio ambiente y amuchos otros grupos que no están directamente afectados.
Esa transversalidad es, sin duda, la demostración más elocuente de que es la posición de la sociedad francesa y no una defensa corporativa de algun grupo de interés particular. Una gran demostración de la solidaridad y la fraternidad que mueve a la sociedad francesa y que la caracteriza en sus sólidos cimientos y una gran enseñanza a todos quienes en Chile, mi país, solo gritan cuando el modelo les toca el bolsillo o algun interés particular.

4.06.2006

LOS PLANES REGULADORES COMUNALES Y LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA.

Por todos lados y en todas las comunas en donde se están actualizando o ejecutando por primera vez los Planes Reguladores Comunales, la comunidad se levanta y reclama por las decisiones que se están tomando y por la falta de participación ciudadana en las mismas.

Hace un tiempo fue Recoleta. Hoy vemos a los vecinos de La Reina reclamar por cómo las autoridades comunales, con la complicidad legal de los diputados y senadores, se disponen a abrir dichas comunas a lucrativos negocios inmobiliarios que reemplazarán añosos y consolidados barrios residenciales de mediana y baja densidad por edificios en altura, que brindarán a la municipalidad jugosos permisos de edificación y a las empresas inmobiliarias cuantiosas ganancias.

Lo cierto es que la culpa no la tienen exclusivamente las autoridades vigentes, ni las pasadas, ni las que vendrán.
La culpa debe repartirse por igual entre todos los actores que directa o indirectamente participan en la manutención del modelo actual y de sus formas de entender a la ciudadanía y su relación con el estado como instrumento de dominación.

Primero están quienes hacen las leyes, que han validado una y otra vez el hecho de que los Planes Reguladores se desarrollen sin la participación de la comunidad. De hecho, la ley actual solo obliga a incorporar a la comunidad en una función meramente consultiva, solo una vez que el proyecto está terminado, sin siquiera obligar a incorporar las observaciones emanadas de las simbólicas reuniones informativas o asambleas populares.

Luego la responsabilidad recae también en las escuelas de arquitectura y urbanismo, que desde la etapa de formación de los profesionales que se dedican a la planificación, cada día con menos capacidad de crítica, han ido consolidando una forma de entender la planificación urbana y el ordenamiento territorial, como una forma más de movilizar recursos con miras a la tan ansiada reproducción del capital.

Luego están las autoridades de los gobiernos locales que no asumen que la ley, en cuanto a participación ciudadana se refiere, solo establece mínimos obligatorios, convirtiendo la participación en un tema casi exclusivo de voluntad política. Así, todos deben saber que nada impide a los alcaldes de las comunas el incorporar la participación comunitaria de forma temprana y vinculante, que significa incorporarla durante el proceso de elaboración del proyecto y que las decisiones mayoritarias de la comunidad obliguen a la autoridad a actuar en consecuencia.

Por último, está la responsabilidad de los ciudadanos y ciudadanas, que no se interesan en los problemas mientras estos no les toquen directamente sus intereses y que luego de quejarse en forma reiterada de las decisiones cupulares y de la falta de participación, vuelven a votar por los mismos candidatos y partidos políticos que han mostrado un sistemático desprecio por la comunidad, por la participación y por la democracia como forma de relacionarse con su entorno, siendo éste, uno de los resabios más profundamente arraigados de una cultura autoritaria de la cual Chile aún no logra desembarazarse.

Es cierto, nunca vimos a los ciudadanos y ciudadanas de La Reina reclamar contra la Costanera Norte en solidaridad con los habitantes de Pedro de Valdivia Norte. Tampoco vimos a los habitantes de Recoleta solidarizar con los habitantes de providencia que hace años vienen reclamando por la destrucción de sus barrios y espacios públicos. Tampoco hemos visto a los ciudadanos que hoy reclaman hacerse cargo de las innumerables denuncias de la agrupación Defendamos la Ciudad que encabeza Patricio Herman. Sin embargo, a todos los hemos visto reeligiendo una y otra vez a sus alcaldes, concejales, diputados y senadores para luego volver a verlos quejarse de las decisiones que de manera inconsulta toman las autoridades.

Toda esta situación me hacer recordar ese viejo refrán que plantea que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Es de esperar que los chilenos y chilenas despierten antes de que sea demasiado tarde.