La intendencia de la región metropolitana acaba de presentar un decálogo de conductas ciudadanas para descontaminar santiago con el objeto de lograr el compromiso de la ciudadanía con le objetivo del plan de descontaminación.
Ahora bien, llama a atención que la intendencia no tenga un decálogo para sus propias actuaciones y que ante la evidencia de la necesidad imperiosa de un cambio de modelo de crecimiento urbano prefieran traspasar la responsabilidad a la ciudadanía ue claramente no es responsable de la política de suelo ni de las políticas habitacionales que tienen un impacto significativo en los problemas ambientales de nuestra capital.
Se pide a la gente que se abstenga de fumar pero nada se dice de intervenir el territorio para disminuir los viajes que los habitantes de la metrópoli están obligados a realizar para ir en búsqueda de trabajo, educación y servicios básicos, que es la mayor fuente de contaminación por polvo en suspensión.
Se recomienda humedecer el suelo antes de barrer pero nada se dice de la necesidad de detener el crecimiento en extensión de la ciudad que arrasa suelos necesarios para la infiltración de las aguas lluvias y los reemplaza por cemento aumentando las escorrentías superficiales y con ello las inundaciones los anegamientos de calles.
Se llama aplantar un árbol mientras se aprueban planes reguladores cuyo único objetivo es generar buenos negocios para las inmobiliarias que están arrasando con los árboles de las casas antiguas de todas las ciudades destruyendo un patrimonio ambiental irrecuperable y sin ninguna política de generación de nuevas áreas verdes que reemplacen a las que desaparecen.
Se llama a cuidar las áreas verdes mientras se arrasan con los suelos agrícolas para instalar viviendas sociales en la periferia urbana dejando sin ejecutar las áreas verdes que la ley exige a quienes ejecutan los conjuntos y que terminan siendo áreas cafés porque las municipalidades tampoco tienen recursos para hacerse cargo de las externalidades negativas de los lucrativos negocios de los privados.
La verdad, esta iniciativa de la intendencia recuerda ese chiste en donde un negro conversaba con un blanco y le decía:
Ustedes si que son especiales: cuando les da frío se ponen morados; cuando les da calor, se ponen colorados; si se queman al sol se ponen rojos primero y después café, y si se enferman se ponen amarillos y más encima nos dicen a nosotros: hombres de color.
Esta claro que mientras sigamos con medidas parches y sin hacernos cargo de los problemas de fondo que definen la contaminación seguiremos cada años con más emergencias y preemergencias ambientales con más niños y ancianos enfermos y gastando una enormidad de dinero de todos los chilenos en tratar de solucionar problemas que la falta de políticas serias causan por la ineptitud de nuestros gobernantes.
Ahora bien, llama a atención que la intendencia no tenga un decálogo para sus propias actuaciones y que ante la evidencia de la necesidad imperiosa de un cambio de modelo de crecimiento urbano prefieran traspasar la responsabilidad a la ciudadanía ue claramente no es responsable de la política de suelo ni de las políticas habitacionales que tienen un impacto significativo en los problemas ambientales de nuestra capital.
Se pide a la gente que se abstenga de fumar pero nada se dice de intervenir el territorio para disminuir los viajes que los habitantes de la metrópoli están obligados a realizar para ir en búsqueda de trabajo, educación y servicios básicos, que es la mayor fuente de contaminación por polvo en suspensión.
Se recomienda humedecer el suelo antes de barrer pero nada se dice de la necesidad de detener el crecimiento en extensión de la ciudad que arrasa suelos necesarios para la infiltración de las aguas lluvias y los reemplaza por cemento aumentando las escorrentías superficiales y con ello las inundaciones los anegamientos de calles.
Se llama aplantar un árbol mientras se aprueban planes reguladores cuyo único objetivo es generar buenos negocios para las inmobiliarias que están arrasando con los árboles de las casas antiguas de todas las ciudades destruyendo un patrimonio ambiental irrecuperable y sin ninguna política de generación de nuevas áreas verdes que reemplacen a las que desaparecen.
Se llama a cuidar las áreas verdes mientras se arrasan con los suelos agrícolas para instalar viviendas sociales en la periferia urbana dejando sin ejecutar las áreas verdes que la ley exige a quienes ejecutan los conjuntos y que terminan siendo áreas cafés porque las municipalidades tampoco tienen recursos para hacerse cargo de las externalidades negativas de los lucrativos negocios de los privados.
La verdad, esta iniciativa de la intendencia recuerda ese chiste en donde un negro conversaba con un blanco y le decía:
Ustedes si que son especiales: cuando les da frío se ponen morados; cuando les da calor, se ponen colorados; si se queman al sol se ponen rojos primero y después café, y si se enferman se ponen amarillos y más encima nos dicen a nosotros: hombres de color.
Esta claro que mientras sigamos con medidas parches y sin hacernos cargo de los problemas de fondo que definen la contaminación seguiremos cada años con más emergencias y preemergencias ambientales con más niños y ancianos enfermos y gastando una enormidad de dinero de todos los chilenos en tratar de solucionar problemas que la falta de políticas serias causan por la ineptitud de nuestros gobernantes.
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