Lo digo porque me llamó mucho la atención en dicha oportunidad, el discurso ambiguo del Presidente de la CUT, que luego de denostar duramente la ley que el gobierno había enviado al Congreso, ante una pregunta del público acerca de la responsabilidad de la concertación en la situación de los trabajadores, luego de 15 años de supuesta democracia, dijo que la única alternativa para el país, era y seguiría siendo la concertación.
Lo recuerdo ahora porque me ha sorprendido que ante la aprobación de un salario mínimo miserable, ha dicho que Hacienda la ha declarado la guerra a la CUT, y que por tanto, se habría roto todo diálogo con el gobierno en este tema.
Me ha sorprendido porque pareciera ser que en su afán por seguir insistiendo en que no hay alternativa a la concertación, ha preferido sacar de la línea de fuego, tanto al gobierno como a los parlamentarios de la concertación, los que en un circo que se repite año a año han aprobado un salario mínimo, apenas 500 pesos más alto que la propuesta del gobierno, pero para ello han montado una operación comunicacional, precisamente orientada a mantener la imagen que parece aun compartir el presidente de la CUT.
De hecho, cuando el gobierno planteó que pretendía subir el sueldo mínimo en la magra cifra de $ 8.000 pesos, algo bastante lejano a los $20.000 que aspiraba la Central Única de Trabajadores para el primer año, la prensa del modelo habló que se había abierto un conflicto entre hacienda y la concertación y que esta no aceptaría por ningún motivo, el magro sueldo que el gobierno proponía a partir del 1 de junio.
Se suspendió la votación para que el gobierno estudiara un monto que le permitiera contar con el apoyo de estos adalides de los trabajadores, mientras la derecha, partidaria de eliminar el sueldo mínimo, miraba sonriente el espectáculo que daba, ante la opinión pública, una vez más, la concertación en pleno.
Al día siguiente, el gobierno, en unas muy intensas y duras negociaciones, cedía ante sus parlamentarios subiendo el monto propuesto en $ 500, intentando llegar a un acuerdo con la concertación para dignificar según ellos el trabajo y el valor del mismo en una sociedad acostumbrada a las cifras de utilidades récord, de las grandes empresas y de las multinacionales. Nuevamente no hubo acuerdo y algunos parlamentarios de la concertación amenazaron con hacer fracasar la iniciativa si no se hacía un esfuerzo que estuviera a la altura de la importancia que los trabajadores tienen para nuestro país.
El final es incluso más patético. La Concertación se puso, una vez más, de acuerdo internamente para defender los derechos de los trabajadores y “doblaron la mano a hacienda” aprobando por unanimidad un sueldo que venía a corregir el desatino del gobierno.
Este era $ 500 pesos más alto que la última oferta del gobierno. Es decir, todo el circo montado, el gran conflicto entre los parlamentarios de la concertación y hacienda, la gran lucha por la dignificación del trabajo y de los trabajadores, se resolvió con solo 500 pesos más. Al parecer, hoy está de moda ser de oposición y la concertación no puede, claramente, ser menos que la derecha.
Resulta patético el valor que le asignan los parlamentarios de la concertación a la fuerza de trabajo y a los trabajadores chilenos. De la derecha, nada que decir porque de ella los trabajadores no esperan nada. Una vez más se comprueba la máxima que dice:
*
“La Imagen es todo.
No Importa lo que Hagas,
Importa como lo comunicas”
*
Por una miserable diferencia de $1.000 pesos, la concertación quiso mostrarse enfrentando a su propio gobierno, para defender a sus votantes y para defender con fuerza la dignidad de los trabajadores. Con $ 1.000 más, se la jugó con todas sus fuerzas por presionar al gobierno para dignificar el trabajo de nuestro pueblo. Con mil pesos más pretenden que los trabajadores de Chile vuelvan a votar nuevamente por ellos, otra vez y para siempre.
Serán esos mil pesos, los que hacen pensar al presidente de la CUT que la única alternativa en nuestro país, siguen siendo los neoliberales de la concertación. Los mismos que tienen sueldos escandalosos. Los mismos que sostienen un modelo en que las utilidades de las empresas crecen por sobre el 30% anual. Los mismos que con sus leyes pretenden criminalizar la protesta social y sancionar el descontento.
Esos mismo que aprueban un sueldo mínimo que solo implica un incremento de 6,7% nominal, es decir cerca de un 3% real.
Verdaderamente es como para pensarlo más detalladamente y como para invitar a los trabajadores a entender que el único proyecto que puede realmente ser su proyecto, es aquel en donde los protagonistas del mismo, sean los propios trabajadores.
Ningún remedio puede venir desde donde viene la enfermedad y luego de 16 años de gobiernos de la concertación que no han querido, incluso con mayoría parlamentaria en ambas cámaras, avanzar en la restitución de los derechos que los trabajadores tenían antes del golpe de estado en nuestro país, parece cada vez más necesario levantar una alternativa política, unitaria, amplia y realmente representativa de la clase trabajadora de este país, de sus valores y de sus verdaderas necesidades.
1 comentario:
Querido Daniel:
Soy Rafael Araya Masry, de Buenos Aires y te escribí a un correo que me dió Christian Abugattas pero me vino de vuelta. Por favor mándame tu dirección electrónica, escríbeme una línea a rafaraya@netizen.com.ar
Un gran abrazo
Publicar un comentario