3.28.2007

LAS ESTADÍSTICAS EN EL PAÍS DE LA REALIDAD VIRTUAL.

Que las estadísticas sirven para mentir con clase no es algo desconocido. Cualquiera que pertenezca al mundo de la Ciencias Sociales lo sabe. Manipular los datos dentro de los porcentajes de error y los niveles de confianza establecidos y preguntar de manera sesgada o direccionada son desviaciones propias de una actividad que cuando está ligada al poder y la política, pierde parte importante de su ética y de su prolijidad.

Ahora bien, lo preocupante del tema no es solo la capacidad o la posibilidad que otorgan las estadísticas de mentir con clase, a los defensores del modelo económico, sino también la capacidad de las mismas, de construir realidades virtuales mediante la asociación estratégica que los defensores del modelo establecen entre las empresas de estudios de mercado y opinión con las empresas de comunicación masiva, masificando algunas formas de entender la realidad, algunos conceptos y algunas verdades a medias que terminan convirtiéndose en realidad lo que las transforman, efectivamente, en uno de los elementos fundamentales de la manutención del poder en las clases dominantes. De esta manera, se generan estudios seudo científicos que logran justificar todo o casi todo y que no pocas veces logran convencer a grupos humanos de cosas que parecen reales y que claramente no los son.


Un ejemplo de esto, lo constituyen algunos indicadores como la línea de la pobreza que sitúa el punto de corte en un ingreso familiar mensual, que pudiera ser, por dar un ejemplo, de $150.000, planteando en el sub-texto, que aquellas familias que ganan 149.500, son pobres y las que ganan 150.500, no lo son.

Así las cosas, disminuir la pobreza no implica necesariamente acabar con las limitantes para el desarrollo integral y el desenvolvimiento óptimo de las capacidades de las personas y sus familias sino que implica poder llevar a muchas de las familias que ganan menos de la línea de corte, a ubicarse levemente por sobre la misma para presentar al mundo los “sólidos avances en materia de superación de la pobreza que tiene nuestro país”.

Otro ejemplo que quiero dar, y que se me viene a la cabeza por una noticia que debe haber alegrado a más de alguien en nuestro país, es el del Ingreso Per Cápita Nacional, que según las estadísticas nacionales, se ha casi duplicado en los últimos tres años, pasando de algo más de U$ 4.500 a casi U$ 9.000, lo que podría interpretarse como una demostración más que convincente del éxito del modelo económico chileno, que es capaz de duplicar el ingreso por persona, en el plazo de tres años.

De esta manera, Chile avanza rápidamente hacia ser percibido como un país desarrollado, modelo entre sus pares debido a la obediente implementación del Consenso de Washington[1], mientras la mayoría de sus habitantes continua, casi, con los mismos sueldos, en los últimos tres años, batiéndose en un país en donde la universidad estatal más barata cuesta mensualmente más que el sueldo mínimo, donde la salud pública cada día es más pobre, donde las viviendas sociales han generado mas problemas de los que logran resolver y en donde hemos terminado pagando hasta por transitar por las calles y avenidas de nuestro país, asegurando a cada paso que damos, las utilidades de las grandes empresas nacionales e internacionales cuyas utilidades han crecido, efectivamente, lo suficiente como para explicar por si solas el incremento promedio del ingreso por persona en Chile, que se dice, casi se ha duplicado en los últimos tres años.

Es claro que los promedios no representan la realidad y solo sirven a los defensores del modelo que, con cifras en la mano pregonan el éxito de los gobiernos de la concertación y criminalizan las protestas sociales acusando a algunos sectores políticos, dentro de los cuales los comunistas siempre formamos parte, poco menos que de inventar los problemas que llevan a nuestro pueblo a protestar.

En ese mismo país, las pequeñas, medianas y microempresas sobreviven apenas a pesar de ofrecer casi el 75% de todos los empleos y la brecha entre ricos y pobres sigue aumentando a pesar del orgullo que sienten los partidarios de la derecha y la concertación debido a la gobernabilidad democrática y a la estabilidad que luce Chile, hace tantos años ya.

El último ejemplo que quiero compartir con ustedes lo constituyen las encuestas de intención de voto durante las épocas de elecciones. Pretenden ser radiografías de la realidad y, al mismo tiempo, se constituyen en fuentes de influencia a las cuales los políticos acuden para fomentar el voto útil, insistiendo en que los candidatos propios van ganando. Esto ha llevado a muchos, en nuestra sociedad, a confundir la política con las carreras de caballos, votando por el que se supone que va a ganar y dejando en un postergado segundo o tercer lugar la discusión acerca del país que queremos construir o aquel con el que soñamos, lo que siempre favorece la posibilidad de triunfo de aquellos que prometen que todo cambiará para que todo sigue igual.

No obstante lo anterior, lo que acontece a diario por estos días y noches en los sectores marginales con las protestas por el Transantiago; o los preparativos para conmemorar el día del joven combatiente en recuerdo de los asesinatos de los hermanos Vergara Toledo; o las acciones para destruir la planta de tratamiento de aguas servidas en la ciudad de Calama, por parte de los vecinos aburridos de pagar un servicio que desde que comenzó a operar ha funcionado mal o mejor dicho no ha funcionado, comienza a dar cuenta de un país que parece haberse aburrido de las estadísticas y los promedios que repiten a diario lo bien que estamos, informando siempre de las utilidades record que logran las grandes empresas nacionales y transnacionales, la controlada inflación y el incremento sostenido que han evidenciado las exportaciones de materias primas en épocas de altos precios de las mismas.

Parece ser que luego de la crisis estudiantil del años pasado, algo hubiera cambiado en la sociedad que ha comenzado a convencerse que luego de 16 años de paciente espera, ha llegado el momento de construir nosotros mismos, organizados y con movilización popular, la alegría que nos prometieron desde ese día en que logramos derrotar a la dictadura y que nunca llegó, confiándole un proceso de transición y reconstrucción democrática a una coalición de gobierno que prometió devolver el protagonismo al pueblo de Chile en la toma de decisiones y que solo se contentó con cogobernar con la derecha para mantener el modelo económico de la dictadura casi intacto.

Es de esperar que los principales actores de la política actual logren entender el mensaje y se allanen, ahora si que si, a dar inicio a la transición cultural y política con la que luego de 16 años se mantienen en una deuda a punto ser ejecutada por una sociedad que se ha ido cansando de las promesas electorales que nunca pasan más allá de los discursos en búsqueda del voto en época de elecciones.

Es de esperar también que el descontento sea canalizado hacia una verdadera revolución cultural, social y política en nuestro país para construir, entre todos, un Chile que sea de verdad incluyente e inclusivo, democrático, representativo y participativo.
[1] A principios de 1990, tras la caída del muro de Berlín, en ciertos círculos económicos de corte conservador, se intentó formular un listado de medidas de política económica que constituya un "paradigma" único para la triunfadora economía capitalista. El estatismo excesivo era descartado, se promovía la Plena Apertura Comercial y al movimiento de Capitales; una baja presencia del estado y privatizaciones; colocar la inversión extranjera a resguardo de cualquier modificación de las reglas del juego; la defensa de la propiedad intelectual o sea de sus intereses monopólicos; y el privilegio en el manejo económico de una política monetarista cuyos objetivos centrales eran mantener bajas las tasas de inflación y en azul los resultados presupuestarios, mediante una regla de superhabit fiscal permanente.

1 comentario:

Unknown dijo...

Daniel: soy un compañero que estuvo en contacto contigo hace unos años por la Asamblea de profesionales de izquierda. Por esa época trabajaba en la SERPLAC V Región y tuvimos algunas conversaciones por trabajos relacionados con la Planificación y nos comimos unos porotos en mi casa. Todo eso antes de que te fueras a San Fernando. Ahora necesito retomar el contacto contigo para hacerte unas consultas y el número de teléfono que tenía para contactarme contigo ya pasó a la historia.
Te agradecería que pudieras responderme.
Un abrazo fraterno y revolucionario
Patricio