Nuevamente los secundarios estremecen al país. Sorprende su organización y la radicalidad de algunas de sus acciones. A algunos les molestan incluso más de lo necesario. Sobretodo a aquellos que desde que son gobierno, se olvidaron de cómo ellos consiguieron lo poco que tenemos mientras ahora, dicen, no conversan con los estudiantes movilizados.
Comienzan unos pocos colegios y antes de que nadie reaccione, el movimiento es nacional y el gobierno, muy bien gracias, repitiendo todos como loros, lo espléndido que lo han hecho en estos 16 años de gobierno amparados en resultados electorales y en el reconocimiento sin límite de quienes eran sus archienemigos hace solo algunos años.
No sorprenden, sin embargo, sus demandas. Puesto que no son distintas de las que otros secundarios, año a año y por más de 25 años consecutivos, han venido exigiendo a los distintos gobiernos que han pasado por la Moneda, sean estos democráticos o de facto: gratuidad del pase escolar, gratuidad de la PSU y reformulación de la LOCE (Ley Orgánica Constitucional de Ecuación) que se mantiene inalterada, en su esencia, desde la dictadura militar. A ellos se suman demandas menores como el término de la Jornada Escolar Completa pues consideran innecesario estar más tiempo en el colegio para aprender más de lo mismo o menos.
Tampoco sorprende, a estas alturas, la reacción del gobierno de Bachelet. Desde Coyhaique, el ministro de educación Martín Zilic, ha dicho, intentando calmar los ánimos, que los problemas no se solucionan de un día para otro. Mientras se desarrollan las mismas respuestas que las que daba Pinochet antes de la era Concertación.
Reprimir fuerte las protestas para asustar a los neófitos y criminalizar al movimiento tratando de culpar a los culpables de siempre, a los comunistas, de andar inventando problemas inexistentes para mantener una influencia social que, afortunadamente para algunos, el sistema binominal ha conseguido mantener al menos, fuera del Congreso Nacional.
También han intentado infiltrarlo, para radicalizarlo y hacerlo colapsar desde adentro, justificando la represión y la negativa permanente a sentarse a dialogar en serio y a buscarle una solución definitiva a un modelo de educación que por donde se le mire, resulta un total y absoluto fracaso, a lo largo de sus 17 años de vida, en la criminalización del movimiento para desprestigiar sus demandas.
Para la Concertación, los 17 años de dictadura fueron una eternidad, pero los 16 años de gobierno que cargan en sus hombros y en sus bolsillos, les parecen poco tiempo para solucionar problemas que todos reconocen, pero para los cuales parece no existir voluntad real de buscar una solución. Tampoco le parecen suficientes los miles de millones de dólares de ahorro que Chile ha logrado almacenar por el histórico precio del cobre y por la regla estúpida del superávit fiscal.
Todo ese dinero no alcanza para satisfacer las demandas estudiantiles que solo aspiran a que un derecho humano universalmente reconocido, como es la educación, sea asumido por el estado como un derecho para todas y todos los estudiantes chilenos. Sobra dinero para renovar el material de guerra y para mantener sobresueldos y pensiones dignas para los miembros de las fuerzas armadas, pero para las pensiones de nuestros viejos y para educación, simplemente no hay dinero. Sobra el dinero para subvencionar a las transnacionales que se llevan todo lo que quieren de nuestra tierra sin siquiera pagar la renta correspondiente. Sobra dinero para dar confianza a los inversionistas y para gastar en campañas millonarias pero para lo verdaderamente importante… no hay suficiente dinero. Francia se propone apoyarnos para ingresar al exclusivo mundo de los países desarrollados mientras que para nuestros jóvenes, el país sigue siendo un país pobre, sin recursos para la educación y otras nimiedades.
Y en vez de discutir el país que queremos para discutir luego como lo financiamos y que cambios hacemos, ellos nos invitan a dialogar para partir informándonos acerca de cuanta plata hay, para qué luego veamos para que nos alcanza con eso, sin tocar en nada los grandes privilegios que ostenta ese 5% de chilenos que nos ha convertido en uno de los países con peor distribución de la riqueza en el mundo.
Y para colmo, pretenden después de 16 años de gobierno, escudarse una vez más echándole la culpa a la dictadura de Pinochet, a esa que la Democracia Cristiana convocó para supuestamen6e salvar al país, y que las cúpulas socialistas han terminado legitimando con su apego irrestricto al modelo heredado de ella. A nadie se le puede ocurrir exculpar a la derecha por todas las leyes de amarre que aun existen pero tampoco nadie puede pretender, después de 16 años seguir insistiendo que el modelo que la concertación ha administrado con tanto celo y éxito mediático solo pertenece a la dictadura y a la derecha económica que bastante a gusto se siente con la concertación en el gobierno.
Y mientras los jóvenes exigen del gobierno derecho a participación para trans-formar (Cambiar de Forma) el sistema, el ofrecimiento que obtienen del gobierno es una participación para en-tender (o entrar en la tendencia) los cambios que han operado en el mundo y que hacen inviable para algunos tener un país en donde la educación sea un derecho y no un privilegio.
Desde esta pequeña tribuna un saludo fraternal y revolucionario para todas aquellas y aquellos estudiantes que han despertado nuevamente las esperanzas de muchas y muchos por cambiar este país y hacer de él lo que queramos hacer y no lo que nos dicte el consenso de Washington.
Desde esta pequeña tribuna, un irrestricto apoyo para quienes hoy continúan una lucha de muchas generaciones de secundarios, esperando que en un futuro no muy lejano puedan asumir otras deudas pendientes que las generaciones mayores mantenemos con vuestros sueños y con vuestros derechos inalienables.
Desde esta pequeña tribuna un sincero agradecimiento y un llamado esperanzador a que sean realistas pidiendo lo imposible porque no pueden ser el futuro si no son desde hoy. El presente.
Me gustan los estudiantes… y me gustan mucho más cuando además de aprender nos enseñan y nos recuerdan que la única batalla que se pierde es la que no se pelea.
Comienzan unos pocos colegios y antes de que nadie reaccione, el movimiento es nacional y el gobierno, muy bien gracias, repitiendo todos como loros, lo espléndido que lo han hecho en estos 16 años de gobierno amparados en resultados electorales y en el reconocimiento sin límite de quienes eran sus archienemigos hace solo algunos años.
No sorprenden, sin embargo, sus demandas. Puesto que no son distintas de las que otros secundarios, año a año y por más de 25 años consecutivos, han venido exigiendo a los distintos gobiernos que han pasado por la Moneda, sean estos democráticos o de facto: gratuidad del pase escolar, gratuidad de la PSU y reformulación de la LOCE (Ley Orgánica Constitucional de Ecuación) que se mantiene inalterada, en su esencia, desde la dictadura militar. A ellos se suman demandas menores como el término de la Jornada Escolar Completa pues consideran innecesario estar más tiempo en el colegio para aprender más de lo mismo o menos.
Tampoco sorprende, a estas alturas, la reacción del gobierno de Bachelet. Desde Coyhaique, el ministro de educación Martín Zilic, ha dicho, intentando calmar los ánimos, que los problemas no se solucionan de un día para otro. Mientras se desarrollan las mismas respuestas que las que daba Pinochet antes de la era Concertación.
Reprimir fuerte las protestas para asustar a los neófitos y criminalizar al movimiento tratando de culpar a los culpables de siempre, a los comunistas, de andar inventando problemas inexistentes para mantener una influencia social que, afortunadamente para algunos, el sistema binominal ha conseguido mantener al menos, fuera del Congreso Nacional.
También han intentado infiltrarlo, para radicalizarlo y hacerlo colapsar desde adentro, justificando la represión y la negativa permanente a sentarse a dialogar en serio y a buscarle una solución definitiva a un modelo de educación que por donde se le mire, resulta un total y absoluto fracaso, a lo largo de sus 17 años de vida, en la criminalización del movimiento para desprestigiar sus demandas.
Para la Concertación, los 17 años de dictadura fueron una eternidad, pero los 16 años de gobierno que cargan en sus hombros y en sus bolsillos, les parecen poco tiempo para solucionar problemas que todos reconocen, pero para los cuales parece no existir voluntad real de buscar una solución. Tampoco le parecen suficientes los miles de millones de dólares de ahorro que Chile ha logrado almacenar por el histórico precio del cobre y por la regla estúpida del superávit fiscal.
Todo ese dinero no alcanza para satisfacer las demandas estudiantiles que solo aspiran a que un derecho humano universalmente reconocido, como es la educación, sea asumido por el estado como un derecho para todas y todos los estudiantes chilenos. Sobra dinero para renovar el material de guerra y para mantener sobresueldos y pensiones dignas para los miembros de las fuerzas armadas, pero para las pensiones de nuestros viejos y para educación, simplemente no hay dinero. Sobra el dinero para subvencionar a las transnacionales que se llevan todo lo que quieren de nuestra tierra sin siquiera pagar la renta correspondiente. Sobra dinero para dar confianza a los inversionistas y para gastar en campañas millonarias pero para lo verdaderamente importante… no hay suficiente dinero. Francia se propone apoyarnos para ingresar al exclusivo mundo de los países desarrollados mientras que para nuestros jóvenes, el país sigue siendo un país pobre, sin recursos para la educación y otras nimiedades.
Y en vez de discutir el país que queremos para discutir luego como lo financiamos y que cambios hacemos, ellos nos invitan a dialogar para partir informándonos acerca de cuanta plata hay, para qué luego veamos para que nos alcanza con eso, sin tocar en nada los grandes privilegios que ostenta ese 5% de chilenos que nos ha convertido en uno de los países con peor distribución de la riqueza en el mundo.
Y para colmo, pretenden después de 16 años de gobierno, escudarse una vez más echándole la culpa a la dictadura de Pinochet, a esa que la Democracia Cristiana convocó para supuestamen6e salvar al país, y que las cúpulas socialistas han terminado legitimando con su apego irrestricto al modelo heredado de ella. A nadie se le puede ocurrir exculpar a la derecha por todas las leyes de amarre que aun existen pero tampoco nadie puede pretender, después de 16 años seguir insistiendo que el modelo que la concertación ha administrado con tanto celo y éxito mediático solo pertenece a la dictadura y a la derecha económica que bastante a gusto se siente con la concertación en el gobierno.
Y mientras los jóvenes exigen del gobierno derecho a participación para trans-formar (Cambiar de Forma) el sistema, el ofrecimiento que obtienen del gobierno es una participación para en-tender (o entrar en la tendencia) los cambios que han operado en el mundo y que hacen inviable para algunos tener un país en donde la educación sea un derecho y no un privilegio.
Desde esta pequeña tribuna un saludo fraternal y revolucionario para todas aquellas y aquellos estudiantes que han despertado nuevamente las esperanzas de muchas y muchos por cambiar este país y hacer de él lo que queramos hacer y no lo que nos dicte el consenso de Washington.
Desde esta pequeña tribuna, un irrestricto apoyo para quienes hoy continúan una lucha de muchas generaciones de secundarios, esperando que en un futuro no muy lejano puedan asumir otras deudas pendientes que las generaciones mayores mantenemos con vuestros sueños y con vuestros derechos inalienables.
Desde esta pequeña tribuna un sincero agradecimiento y un llamado esperanzador a que sean realistas pidiendo lo imposible porque no pueden ser el futuro si no son desde hoy. El presente.
Me gustan los estudiantes… y me gustan mucho más cuando además de aprender nos enseñan y nos recuerdan que la única batalla que se pierde es la que no se pelea.