Llevamos 15 años escuchando la promesa, a estas alturas infame, de la segunda fase exportadora con la cual Chile saldrá del subdesarrollo y generará la equidad social tan anhelada. Sin embargo, las acciones y la política del gobierno de la concertación y de la derecha, sus socios en el poder, parece decir una cosa muy distinta a los fríos y calculados discursos ejecutados con magistral manejo de los medios, sobretodo en épocas de elecciones, cuando siempre dicen lo que la gente quiere escuchar.
Hoy en los diarios se da cuenta de los avances en las discusiones para un nuevo tratado de libre comercio. Esta vez nuestro nuevo socio será China. Se plantea que China ofrece arancel 0 para el 75% de las exportaciones chilenas y que como contraparte Chile ofrecerá arancel 0 a un 50 % de las exportaciones chinas a nuestro país. Lo que en un plazo de 13 años llegará a convertirse casi en un arancel 0 para lado y lado en todas direcciones.
Nadie dice nada de las diferencias significativas que ambas economías poseen y del tipo de intercambio que entre ambos países existe. Mucho menos se habla del potencial impacto de este tratado en las pequeñas y medianas empresas, en la agricultura y la pesca artesanal, que como todo el mundo sabe ofrecen más del 80% del empleo en nuestro país.
Lo primero que hay que anotar es que más del 70% de las exportaciones de nuestro país a China las explica el cobre por sí solo y si a ello sumamos otras materias primas cuyo impacto en el empleo es ínfimo, alcanzan a casi el 95 % de las mismas. Sin embargo casi la totalidad de las importaciones que provienen desde China son productos manufacturado e industriales con alto valor agregado.
Esto quiere decir que mientras nuestras exportaciones a China ayudarán al gobierno chino a seguir generando empleo en su país, las importaciones desde China reemplazarán productos nacionales en el mercado local, entregando a quienes tengan posibilidad y el dinero, la opción de comprar más barato pero destruyendo puestos de trabajo o obligando a bajar aun más los salarios en rubros que no lograrán jamás competir con el gigante asiático.
Esto es una realidad objetiva, que ya nuestro sector textil, el de cuero y calzado y otros conocen de sobra. La productividad de los trabajadores chinos, su desarrollo tecnológico y el tamaño de su mercado permiten economías de escala que terminarán por destruir a la industria de base nacional. Sobretodo, a la pequeña, mediana y famiempresa o empresas familiares que verán caer sus ventas hasta terminar, algunos de ellos, los más afortunados, proletarizándose para las grandes empresas que logren sortear con éxito el chaparrón.
El resto, los que no logren subirse a este nuevo impulso aperturista terminarán engrosando la lista de los pequeños industriales y empresarios cesantes que nada tienen que envidiarle a cesantes ilustrados o profesionales y tampoco a los analfabetos y los no calificados. Al final la equidad prometida por la concertación se hará realidad. Todos los cesantes serán cesantes, nada más ni nada menos.
Al parecer, los discursos a los que muchos se han acostumbrado ya no traerán los cambios esperados y es sumamente probable que terminemos vendiendo ovejas para comprar lana o vendiendo pescado para comprar harina de pescado, mientras en los discursos, los defensores del modelo seguirán hablando desde el discurso único; adormeciendo con los medios de comunicación idiotizantes, a sus fieles votantes, hablándoles de los beneficios invisibles del sistema, del chorreo que nos vienen ofreciendo hace ya décadas y que nunca llega.
Solo la reconstrucción de la unidad de la izquierda. Solo la construcción y masificación de una alternativa al modelo vigente que aparece como todopoderoso y eterno nos permitirá construir una sociedad más justa y solidaria en donde nadie sobre. Solo la unidad de los más amplios sectores antineoliberales arrancará de las garras del modelo a nuestro pueblo y ese es un desafío que no podemos soslayar bajo ningún pretexto, bajo ningún mezquino interés.
2 comentarios:
La tan manoseada segunda fase exportadora nunca llegara con la Concertación, es mas, con los tratados de libre comercio y este que tu mencionas con China, lo unico que hacemos es destruir la empresa nacional que da empleo, o sea, la micro,pequeña y mediana empresa. Otro punto, que tiene relación con China, y del cual si podríamos extraer ejemplo, es su política energetica. Hoy leía en www.mundoposible.cl un articulo de Malatrassi, en el cual explican como el cierre de las minas del carbon por los gobiernos concertacionistas fue un grave atentado a nuestra independencia energetica. Importamos carbon de Colombia a US$70 el kilo, mientras que la cuenca carbonifera con suficiente inversion e innovacion tecnologica podría producir a US$40 el kilo. China y España, segun el articulo, tienen investigaciones como reducir las contaminaciones del carbon, pero lo siguen explotando, en el caso Chino, para el 70% de su consumo energetico. Para que veamos la vision país que tienen estos gobernantes lacayos del imperialismo. Un abrazo, hermano
Habria que agregar a tus comentarios Daniel y Alvaro, que mucho se habla de los impactos positivos de la reduccion de aranceles para los productos ya sean chilenos o importados. Sin embargo, y tal como ocurre con los TLC con EE.UU y Canada, las barreras arancelarias constituyen un mécanismo que cada vez se utiliza menos como barrera de proteccion. Para EE.UU, reducir las barreras arancelarias significa dejar de percibir (en U$) un porcentaje infimo para las arcas fiscales. En cambio para paises como el nuestro, la disminucion de aranceles significa una perdida ENORME para las arcas del estado. Ademas, los TLC dicen poco o nada de las barreras "no arancelarias", tales como los controles de calidad, normas técnicas, etc, en donde los paises industrializados las aplican en un 100%. Esto es una forma abierta de proteccion para ellos, en cambio para nosotros, significa seguir exportando materias primas con bajo valor agregado, esto explica en parte porque no salimos, ni saldremos, de ser un pais proveedor de materias primas.
Una cosa alvaro, me parece (segun expertos consultados) que el carbon chileno no es de buena calidad y que de ahi las exportaciones. Sin embargo, y concuerdo contigo, se necesitan diversificar nuestras fuentes energeticas.
Saludos
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