Si la hipocresía constituyera un delito, los más grandes líderes mundiales estarían sin duda prisioneros. Y los líderes de Israel estarían condenados a cadena perpetua. Hoy son las elecciones en Israel y todos los candidatos se han mostrado inflexibles ante el nuevo escenario creado por las elecciones palestinas, pero será, sin duda, con ese escenario, con el que tendrán que lidiar, si es que quieren, verdaderamente, lograr una paz justa y duradera para la región.
Luego del triunfo de Hammas en las elecciones legislativas palestinas, triunfo que los mismos israelíes pavimentaron con sus sistemáticas y flagrantes violaciones a los derechos humanos palestinos y el biocot permanente a los acuerdos suscritos entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina, se han negado a dialogar con el nuevo gobierno con el pretexto de que éste no reconoce el derecho de Israel a existir y es un gobierno compuesto por terroristas.
Independiente de la posición de cada cual frente a Hammas, a su amplio y democrático tirunfo en las elecciones palestinas de Enero y a la justa lucha de liberación nacional que hoy encabeza, parece que los líderes de Israel se han olvidado que los palestinos han tenido que lidiar durante mas de 50 años con gobiernos israelíes conformados íntegramente por terroristas, que jamás han reconocido el derecho a existir del pueblo palestino y que han desarrollado una política de exterminio físico y político del pueblo palestino, matando indiscriminadamente a civiles inocentes, violando sus derechos más fundamenales, confiscando sus tierras y edificaciones, asesinando a sus líderes y convirtiendo a los palestinos en extranjeros en su propia tierra mientras convertían en ciudadanos de plenos derechos a miles de ciudadanos de todos los países del mundo cuya única característica común era la fe judía. Basta con recordar a Golda Meir, a Menachen Beguin, a Ariel Sharon, a Ehud barak y a tantos otros que califican para el libro de los terroristas más grandes de la historia de la humanidad sin hacer ningun esfuerzo.
Hoy llaman al legislativo palestino a reconocer a israel y a implementar la Hoja de Ruta que ellos mismos sepultaron, luego de que asesinaran política y físicamente a Arafat, su único socio en el proceso de paz. Hoy llaman a Hamas a abandonar el terrorismo mientras continuan con su política de asesinatos selectivos, con las masacres de civiles inocentes, con la construcción del muro del apharteid y con la ampliación de algunos asentamientos.
El ingreso a la cárcel de jericó y el secuestro de los líderes palestinos del FPLP por parte de las fuerzas de Israel, demuestran las verdaderas intenciones de israel y EEUU y sus ansias de empujar al pueblo palestino a una guerra civil y a la desesperación.
Como si fuera poco, han anunciado que se aprestan a definir unilateralmente las fronteras de Israel abarcando más del 20% de los territorios ocupados que, en total, representan no más de 20% de los territorios de la Palestina Histórica.
Mientas tanto, la comunidad internacional se prepara para convertirse en caja de resonancia de la posición israelí, cortando la ayuda al gobierno palestino para intentar ahogarlo mediante el sufrimiento de su pueblo, como una forma de castigar el hecho de que la democracia, la misma democracia que ellos mismos dicen promover, arrojara resultados distintos a los que ellos esperaban.
Paralelamente EEUU prepara el ambiente internacional para atacar a Iran acusándolo, sin pruebas por supuesto, de los peores delitos contra la humanidad, llegando incluso a designarlo como el Banco Central del terrorismo internacional. Una vez más tenemos al ladrón, detrás del juez.
Esa misma comunidad que valida mediante su silencio y su actitud la ocupación de Irak; esa misma comunidad que legitimó el golpe de estado en Haiti; esa misma comunidad que no dijo nada mientras morían miles de musulmanes en los balcanes; esa misma comunidad que hoy amenaza a Iran con la guerra para que no produzca armas atómicas, pero que no está dispuesta a destruir las propias; todo en nombre de la libertad y la democracia, no es capaz de exigirle a Israel que renuncie a sus armas de destrucción masiva; tampoco es capaz de exigirle a Israel que cumpla las resoluciones de la ONU que hace más de 40 años exigen el retiro incondicional de los territorios ocupados y mucho menos está dispuesta, como en otras ocasiones, a imponer sanciones económicas y bloqueos aéreos en respuesta a las sistemáticas y constantes violaciones a los derechos humanos que Israel comete a diario.
En este escenario resulta absolutamente improbable que pueda alcanzarse una paz justa y duradera en la región, sobretodo si destacamos que lo que es bueno y aceptable para EEUU e Israel no resulta aceptable para los palestinos. Así las cosas, mientras sean los gobiernos de Israel y EEUU los que definan unilateralmente quiénes son terroristas, quiénes democratas y quiénes socios confiables para la paz, no existirá ninguna posibilidad de avanzar en el logro de unapaz justa y duradera en la región.
Muy por el contrario, si existe un real interés en avanzar hacia la paz, todos deberán hacer los esfuerzos necesarios para dialogar con los actores que cada pueblo escoja libremente para representar sus intereses y deberán dejar de lado la historia de muchos de ellos y estar dispuestos a escribir una nueva etapa en las realciones entre ambos pueblos.
Esta nueva etapa solo podrá escribirse en una hoja en blanco, dejando a los dioses y sus promesas de lado, sin preguntas ni recriminaciones, con un diálogo entre iguales basado en un solo hecho indesmentible, el futuro en común al cual ambos pueblos están condenados.