10.12.2006

RN Y SU PROPUESTA ELECTORAL.

Finalmente se aclaró el panorama político chileno, confirmando lo que era un secreto a voces: En Chile no existe una derecha democrática y todos los partidos de la derecha política siguen prisioneros de “la Obra” de la dictadura militar, tanto en lo económico como en lo político y sobretodo en aquello que guarda relación con las amarras dejadas en la constitución para asegurar el que Chile no se salga un milímetro del camino trazado por la dictadura en materia económica y política.

Esto se ha logrado en nuestro país mediante una constitución de origen ilegal y un sistema electoral que permite a la derecha obstaculizar cualquier intento de cambio democrático a través del sistema binominal y de los altos quórum para aprobar cambios sustanciales al ordenamiento jurídico nacional. Este sistema ha impedido que la discusión parlamentaria sea fiel reflejo de la diversidad de opiniones y cosmovisiones existentes en nuestro país, reduciendo su amplitud solo a quienes comparten el modelo económico y se reparten entre ellos las cuotas de poder que el mismo conlleva, con el acuerdo tácito de no poner en tela de juicio nada de lo sustancial del modelo, a pesar de las elocuentes demostraciones de su incapacidad para implementar soluciones concretas a los problemas que hace ya más de 30 años aquejan a nuestro pueblo.

Así las cosas, ha quedado claro que las demostraciones de supuesta apertura de Renovación Nacional no eran más que un show mediático para intentar ampliar su base electoral hacia el centro político representado por quienes se comienzan a agotar de la incapacidad de la Concertación para llevar adelante los cambios que chile necesita y solo tienen capacidad Para mirar a la derecha buscando el cambio solamente dentro de la continuidad.

La propuesta de modificación del sistema electoral, si bien contiene avances en la forma de eleción de las autoridades regionales y en otras materias, simplemente busca instalar en la opinión pública, con un disfraz democrático, a quienes requieren con urgencia dar demostraciones de blancura si desean tener, de verdad, alguna posibilidad de ser gobierno. De hecho, propone eliminar formalmente la exclusión pero consolidándola, al mismo tiempo, al darle a los sectores excluidos de la discusión una representación meramente simbólica que impediría seguir hablando de exclusión pero, al mismo tiempo, impediría que estas fuerzas pudieran negociar avances y cambios como los que el país requiere en materia social y política en virtud de su peso real en la sociedad chilena.

En definitiva, la propuesta de RN concibe una forma engañosa de mantener a firme el camino trazado por la dictadura, con la cual ha demostrado mantener una lealtad absoluta y evidente, mientras se evidencia un desprecio absoluto por el sentir de la mayoría nacional a la cual le siguen teniendo miedo debido a la certeza de que no comparten su visión de sociedad y de que la única manera de mantener el sistema es impidiendo que éstas se expresen.

Esto conlleva una visión absolutamente autoritaria e iluminada pues pretenden ellos suplantar la voluntad popular, con lo cual se ponen por sobre los mismos a quienes dicen representar, actitud que quedó en franca evidencia en la respuesta negativa a la sola posibilidad de implementar un plebiscito para construir una carta fundamental que represente de verdad el sentir de la nación. El argumeno fue que esto era inconstitucional como si la constitución fuera un libro sagrado y no la expresión de un acuerdo nacional, como debiera ser.

Este panorama, lejos de fortalecer los caminos democráticos, respaldan las posturas de quienes plantean que nada se conseguirá con la participación en las instituciones formales de nuestro país y cada día existirán más y más chilenos y chilenas, fundamentalmente jóvenes que se sentirán marginados y marginadas y que buscarán otras formas de hacerse notar y escuchar.

De la misma manera esta situación pone de manifiesto la nula voluntad política de algunos dirigentes de la concertación que no han sido capaces de definir políticas de alianza amplias en lo electoral y en lo político que permitan a nuestro país dar por terminada de manera definitiva la noche larga que significó la dictadura y que mediante estas amarras aun permanece casi intacta.

En este escenario podremos seguir luchando 15 años más por un sistema educacional de calidad para todos y todas y por salarios justos y pensiones dignas. Demoraremos 15 años más en redefinir el rol del estado en la protección de la pequeña y mediana empresa y podrán pasar tres gobiernos más antes de que las minorías se allanen a subordinar sus intereses a la opinión de las mayorías nacionales.

Luego, que nadie reclame si cada día más chilenos abrazan la protesta social y la movilización como único recurso para hacerse escuchar. Que nadie reclame si cada día menos jóvenes participan de la política y que nadie se asombre si estas instituciones que ya están lo bastante desprestigiadas como para guiar a nuestra sociedad, comienzan a ser el verdadero lastre para el futuro de la nación. El Partido Comunista de Chile, los Movimientos Sociales como el de los secundarios o el del Bloque Social por la Educación, parecen tener una vez más la razón, solo la movilización y la protesta social nos dará lo que las estructuras formales de dominación nos niegan.

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