4.07.2006

FRANCIA Y LA FLEXIBILIDAD LABORAL.

El mundo entero mira con atención los acontecimientos de los últimos días en Francia. El tema central pareciera ser la polémica Ley conocida como CPE (Contrato de Primer Empleo), con la que el gobierno francés pretende combatir el desempleo juvenil con la vieja y fracasada receta del consenso de Washington, que plantea exacerbar la flexibilidad laboral para abaratar el costo de la mano de obra de los trabajadores más jóvenes, que en virtud, supuestamente de sus menores responsabilidades sociales, pueden, según los defensores del modelo, subvencionar a los empresarios para que ellos aseguren mayores utilidades y asi promiver el gasto y el ahorro de los que más tienen.
Como la misma ley plantea, la preocupación no es promover el empleo digno, sino que exactamente lo contrario, para que los empresarios no paguen nada por despedir sin justificación a los jóvenes de hata 26 años y así tengan la posibilidad de obtener mayor cantidad de mano de obra a menor precio, resguardando siempre su nivel deseado de utilidad.
Ahora bien, el tremendo rechazo que esta nuevo intento por llevar a Francia hacia el consenso neoliberal reinante en los países industrializados puede ser visto de dos maneras completamente distintas.
La primera de ellas, planteada por los partidarios del neoliberalismo, lo ve como una incapacidad del viejo estado frances, con toda su inercia y su anquilosamiento, de imponerle a las masas, la doctrina del pensamiento único proveniente desde Chicago, que en el resto del mundo y principalmente en América latina se impuso a sangre y a fuego por las dictaduras militares impuestas por EEUU en el continente.
La segunda, planteada por el mundo progresista y por los protagonistas de las protestas que hoy hacentemblar al obierno francés, orgullosos de su sociedad laica y repleta de valores realmente humanistas, que es capaz de poner por encima de las utilidades de las grandes empresas, la calidad de vida y el derecho al trabajo de los hombres y mujeres del mundo, lo ve como la respuesta de una sociedad madura y completamente consciente de la necesidad de poner al centro de la discusión la felicidad humana y no la reproducción del capital y la cumulación de la riqueza.
Esta sociedad fiel a los valores superiores de libertad, igualdad, y fraternidad que ha venido construyendo desde la Revolución Francesa y que le ha significado un desarrollo humano al que ni en sueños pueden aspirar quienes siguen al pie de la letra las recetas del imperio, ha puesto un límite a la sobreideologización de las cúpulaspolíticas francesas, que sin importar lo que piensa la sociedad civil, hantratado de imponer cambios en el sentido del modelo neoliberal.
Así las cosas, este fracaso de los administradores del modelo francés en su intento por renunciar a la rica tradición del humanismo laico, no implica solamente un rechazo a la flexibilidad laboral. No se trata del rechazo a una ley que busca atender los síntomas sin atacar el problema. Se trata de una respuesta al intento desesperado de un gobierno con un proyecto de sociedad contrapuesto al deseo de sus electores, por imponer un modelo que no es reflejo de los intereses de los franceses, quienes no se han resignado a los designios del destino neoliberal que cree tenazmenete que lo único que importa son las cifras de la economía y su comparación con las otras.
Y lo más alentador y digno de imitación ha sido, precisamente, la tranversalidad de este rechazo que ha logrado unir a los trabajadores jóvenes y viejos, a los estudiantes universitarios y secundarios, a los transportistas y a los defensores del medio ambiente y amuchos otros grupos que no están directamente afectados.
Esa transversalidad es, sin duda, la demostración más elocuente de que es la posición de la sociedad francesa y no una defensa corporativa de algun grupo de interés particular. Una gran demostración de la solidaridad y la fraternidad que mueve a la sociedad francesa y que la caracteriza en sus sólidos cimientos y una gran enseñanza a todos quienes en Chile, mi país, solo gritan cuando el modelo les toca el bolsillo o algun interés particular.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Daniel, he estado leyendo tu blogg y es interesante.

COn respecto a este tema estas un poco equivocado con tu apreciacion sobre la tranversalidad ya que es igual que en Chile, la gente que salio a la calle es gente de clase media y los grandes empresarios o gente como la madre de mi pololo no hicieron ni dijeron nada porque no les afectaba a su bolsillo. De hecho me impresiono que gente de menos de 26 no saliera a gritar (mis amigos) porque ellos ya tienen trabajo y es con la ley antigua, solo veian por TV o leian Le Monde y decian "mmm Chirac esta loco y no sabe que hacer", lo que cambia es que la poblacion es mas grande entonces 400 detenidos es mucho para nosotros en chile, pero en paris es un moco nada... Yo he visto el conflicto en Alemania y con mi pololo que es frances y te puedo decir que los europeos son unos hipocritas y no se mojan el potito con estas pequegneses como dicen ellos.
La escusa de Fred y amigos fue "Nadie va aceptar esta ley y con las protestas y covertura internacional la van a terminar negando, entonces para que preocuparse" y yo plop... que en chile salia a gritar por los problemas de los creditos y esas cosas estando estudiando con beca completa...

Bien tu blogg, pero un poco con vision de Chileno dentro de Chile, pero bien :)

Saludillos
Carolina

(le puedes pregunar a Logan=Chenko por mi)

Daniel Jadue J. dijo...

Carolina:
En tu respuesta está la misma convicción que sostengo en mi artículo.

En él no pretendo decir que en Francia no haya gente de derecha que gustaría de ver un avance mayor del neoliberalismo.

Lo que digo es que incluso aquellos, tienen la conciencia de que un ley de esa naturaleza no pasará y eso es elocuente.

Porque una persona de derecha francesa es culturalmente mucho más progresista que un chileno de derecha.

No por nada en pleno auge del neoliberalismo a nivel mundial,la derecha francesa, igualmente fiel al dogma neoliberal que la latinoamericana, no logró desmantelar el estado de bienestar francés.

Y efectivamente hay mucha más conciencia acerca del valor de algunas cosas y derechos fundamentales de lo que hay en nuestro país.

Ahora, creo que el problema no es numérico. 400 detenidos o 1 no es el problema.

El problema es que en Chile las autoridades políticas son impermeables a la opinion de la sociedad civil y pueden tolerar 30 días de miles de personas en las calles y nunca echarán pié atrás acerca de la implementacion de un dogma neoliberal si tienen los votos en el congreso, y eso es verdaderamente valioso.

En Chile los votos de la gente no valen, más que una vez cada cuatro años, no existe participación ni diálogo social. No hay atisbo alguno de contraloría social ni de rendición de cuentas de las autoridades, por lo realizado y por lo que no se logró.

En chile el estado, como instrumeno de dominación, es absolutamente impermeable a laopinión de las bases y eso en francia sería intolerable.